La serie original de Netflix “House of Cards” tiene a un protagonista peculiar, un personaje con el que no siempre te puedes identificar, no es un simple antihéroe, ni un simple villano, es el simplemente complejo Frank Underwood.
Frank Underwood es un político ambicioso (en toda la extensión de la palabra) y hambriento de poder. Cuando quiere algo nada ni nadie lo detiene, sigue adelante sin importar quien esté en el camino. La frase “el fin justifica los medios” puede ligarse a él pero no del todo, por que él no está buscando justificar sus acciones ante nadie. En la primera temporada, hay una escena dónde Underwwod entra a una iglesia cuando sus planes enfrentan contratiempos inesperados, se arrodilla y le dice a la cámara, que él sólo ha rezado a él mismo y para él. Él no sirve a su país ni a sus votantes sino a sí mismo.
El antihéroe.
Los antihéroes se han popularizado en la última década. Empezando por Tony Soprano, Dr. Gregory House, Dexter Morgan y Walter White, entre otros. Pero Frank Underwood está en otra página. Desde la primera escena de la serie, donde un perro es atropellado, él se dirige a la cámara y explica cómo el perro no se recuperará y que nadie podrá tomar la difícil decisión de matarlo así que le rompe el cuello. Mientras esta escena se desarrolla el director y productor David Fincher explica, en el comentario del episodio, que originalmente había otra escena para presentar a este personaje. La opción en el guión era dejar que Frank fantaseara con matar a un perro cuyos ladridos siempre le molestaron pero Fincher intervino porque sabía que este personaje no vivía en la fantasía. Es un personaje “cruelmente” pragmático. Su ambición y hambre de poder es una cualidad inherente del personaje, desde su concepción. Underwood está dispuesto a usar como peldaño a quien se ponga en su camino, tanto al desconocido como a su esposa. Pero su esposa, Claire Underwood, es un personaje fascinante por derecho propio y conoce bastante bien la naturaleza de Frank. Igualmente ambiciosa y calculadora, Claire merece una disertación propia. Pero Frank está dispuesto a llegar a la meta final solo, si es necesario. Para Beau Willimon, creador de “House of Cards”, las tácticas “malvadas” de Underwood no son más que la democracia en acción: “Cuando piensas en lo que los líderes hacen – ellos mandan a las personas a la guerra, ellos tienen sangre en sus manos, ellos tienen que estar dispuestos a hacer lo que nosotros no podemos. Es por eso que les damos ese poder. Ellos necesitan estar dispuestos a poner a las personas en su tumba.”
La política efectiva.
El creador de la serie, Beau Willimon, tiene bastante experiencia relacionada con la política. Trabajó en la campaña de Howard Dean para la nominación presidencial de los demócratas en el 2003-04, finalmente ganada por John Kerry. Willimon escribió la obra “Farragut North” que después adaptó al cine como “Ides of March”. La película, dirigida y protagonizada por George Clooney, muestra las maquinaciones del poder y la ambición de los que quieren estar cerca de él. Tanto en “Ides of March” como en “House of Cards”, Willimon muestra una faceta de la política no siempre bienvenida pero no por eso menos cierta. En México, las principales empresas que producen contenido de entretenimiento parecen quedarse al margen en cuestiones políticas. Sus contenidos son repeticiones constantes de la misma fórmula, que tal vez hayan gustado a la generación anterior, pero no ofrecen algo nuevo ni relevante. La política mexicana tiene mucho material para crear mundos ficticios, narrar historias de poder y corrupción, es una clase política que no se le compara a ninguna otra. Pero la cercanía que los medios de comunicación tienen con el poder produce propaganda en lugar de entretenimiento relevante.
Lo más intrigante de Underwood es que probablemente sea un retrato sutilmente distorsionado de los políticos de todo el mundo. Y no sólo eso, sino que algunos representantes de la clase política muestran admiración a su efectividad. Ya que a pesar de sus métodos, él hace que las cosas sucedan. La incapacidad de la clase política para tener logros concretos es algo con lo que todos los gobiernos del mundo se pueden relacionar. Ya sea por motivos religiosos, económicos, históricos y hasta personales, los gobiernos modernos parecen tener más desacuerdos, incluyendo guerras, que acuerdos. Al parecer el dinero siempre es motivación para “el progreso”. Es entendible que políticos como ciudadanos vean en Underwood, a alguien que consigue avances significativos a pesar de sus motivaciones y métodos cuestionables. Frank es un hombre de acción, cómo lo comenta Willimon, cuando se le presenta una pared, no piensa “ah, bueno”, él está pensando en cómo quitarla del camino, atravesarla por arriba o por abajo o destruirla.
La intención de Willimon en crear un personaje como Francis Underwood era hacerlo tal como es, sin suavizarlo a las audiencias, hacerlo un personaje atractivo. No un personaje agradable ni por el que el público sintiera simpatía. Para él era más interesante que después de ver todas las cosas cuestionables que hacía Underwood, el televidente aún quisiera que Frank superara la adversidad que se le presentara. Partiendo de la idea que todas las guerras, avances tecnológicos, religiones y arte han sido creados por la mente humana. Todos los seres humanos tenemos un espectro de “bueno y malo” en nosotros mismos.
Willimon explica cómo las contradicciones en una persona es lo que le resulta más atractivo: “El problema es que se necesita dinero para ser elegido. El poder, en sí mismo, es adictivo. Una vez que lo has “probado”, es muy difícil soltarlo, y es un negocio [política] “cruel”. Quiero decir que hay mucho en juego, tienes que estar dispuesto ha hacer lo que el otro no, para ser elegido. Así que en la persecución del servicio público, te encuentras tomando decisiones que pueden contradecir las razones por las que te involucraste desde un principio. Esto no es un juicio. Es una observación y creo que todos nos enfrentamos a ese tipo de decisiones en diferentes grados en nuestras propias vidas. Todos nos comprometemos. Todos nos contradecimos. La forma en que las personas lo racionalizan, la forma en que las personas se engañan a sí mismas y a los que están a su alrededor, para poder vivir con esa contradicción, crea un buen drama, y esas son el tipo de cosas que me atraen continuamente… Somos contradicciones, en las contradicciones es dónde encuentras la verdadera esencia de las personas”.
Seduciendo al enemigo.
El personaje tiene una capacidad enorme para la manipulación, pero principalmente sabe seducir. Cómo lo hizo con el presidente Walker al final de la segunda temporada. Alentado por Claire, quien le pidió a Frank que sacara su corazón y lo pusiera en manos de Walker. Lo cual los llevó eventualmente a ocupar la oficina oval. Underwood se hace tan afable que utiliza al “hombre más poderoso del mundo” como escalera para conseguir lo que quiere. Independiente de su patriotismo, él es un hombre que siempre ha preferido al poder que al dinero. El personaje cruza la línea de antihéroe a villano cuando asesinar se convierte en la solución a sus problemas. Pero este “villano” no deja de ser un hombre, su matrimonio aunque poco convencional, es un matrimonio exitoso. En Claire ha encontrado un igual, que tiene la motivación para conseguir lo que se propone, aunque incluya arruinar vidas ajenas.
El estilo de la narrativa consiste en que Underwood “rompa la cuarta pared” y se dirija a la audiencia. Este es el único momento en el que es completamente honesto, se muestra cómo realmente es, hace al espectador cómplice en sus maquinaciones. Y el espectador simplemente espera que Frank salga airoso de la situación con sus múltiples talentos. O al menos algunos sí esperan verlo llegar a la cima. Gracias a su habilidad para manipular magistralmente a sus oponentes.
Los errores los hacen humanos.
En el mundo del entretenimiento, el antihéroe es un protagonista cada vez más aceptado. No todos los personajes interesantes y atractivos tienen que ser con quienes la audiencia simpatiza. Ahora son personajes completos y complicados, activos y a veces groseros. No justifican su comportamiento con nadie y al final del día se salen con la suya. Es el momento de explorar los grises del espectro moral, el cual permite ver en personajes ficticios más características humanas que en los personajes unidimensionales y predecibles. La televisión ha abierto las puertas para desarrollar este tipo de personajes y acompañarlos por más de 20 horas. Las historias empujan los límites de lo dramático, aunque a veces con escenas reaccionarias, siempre son en función de la historia. Antes sólo en la literatura podíamos adentrarnos tanto en un personaje, pero la televisión permite crear mundos relativamente extensos en los cuales los personajes crecen, se transforman y mantienen al espectador queriendo más. Los antihéroes han predominado la televisión en los últimos años, siendo cada vez más aceptados por el público y la crítica. Finalmente los creados de contenido han escuchado a una audiencia más exigente y ávida de historias complejas e inusuales.