La película “Big Eyes” del director Tim Burton cuenta la historia de Margaret Keane. Artista estadounidense conocida por pintar ojos grandes en los sujetos de sus obras, principalmente niños. Pero antes de que Margaret fuera conocida por las pinturas de “big eyes”, su esposo Walter Keane era quien se llevaba el crédito.
La película inicia cuando Walter y Margaret se conocen y se centra en cómo su obra llegó a ser un éxito de consumo masivo. El personaje de Walter Keane, interpretado por Christoph Waltz, es quien sobresale con su personalidad extrovertida y su artística manipulación para engañar a todos incluyendo a si mismo. Mientras que el personaje de Margaret Keane, interpretado por Amy Adams, vive pintando día y noche para poder mantener la demanda de sus pinturas creada por su esposo. Él la convence de que sus pinturas no serán compradas sí saben que el arte es hecho por una mujer. Además él es mejor para venderlas que ella. Ambos son cómplices de un fraude del que les fue difícil desprenderse. Él nunca admite que las pinturas son de la autoría de Margaret y ella tiene que huir de un matrimonio que la aisló del mundo por completo.
Walter Kenae convirtió el arte de Margaret en un imperio alrededor de los “big eyes” vendiendo posters, fotos y postales de las obras en lugar de vender las mismas pinturas. El éxito mundial de la obra de Margaret fue gracias a la visión de Walter de crear una producción masiva de las obras en algo que las personas pudieran comprar. Se dio cuenta que “tener” y “adueñarse” de la obra era más importante que apreciarla. El consumismo entró en auge cuando poseer se conviertió en una necesidad. Y ahí, Walter Keane, encontró el éxito. A pesar que el mundo del arte no recibió muy bien a los “big eyes”. El crítico de arte del New York Times hizo este comentario acerca de la pintura “Tomorrow Forever” desplegada por un tiempo en la World Fair de 1964: “This tasteless hack work contains about 100 children and hence it is about 100 times as bad as the average Keane.” después fue removida a causa de la reseña.
A pesar de que es una película de Tim Burton, su estilo visual es completamente distinto. Sus películas suelen sumergir al espectador en mundos surreales. Pero como esta película está basada en hechos reales el mundo creado es San Francisco en los 60s. Las películas basadas en hechos reales suelen ser un poco restrictivas debido a que deben apegarse a lo que sucedió. Se crea una disyuntiva de crear algo entretenido o continuar con una narrativa linear sin sorpresas. La historia de los Keane es tan increíble que merece una película. Pero el tratamiento de la historia tiene que traducirse mejor en el cine o nos quedamos con una película que no trasciende más allá de la pantalla. Últimamente la tendencia de las biopics es sobresalir porque suelen ser premiadas por las actuaciones pero pocas veces por la historia. La película tiene tintes de humor pero da la sensación de que simplemente es una historia inusual que no conecta con el público.