En el 2010, entre “The Dark Knight” (2008) y “The Dark Knight Rises”, Christopher Nolan era el constante tema de conversación por su filme “Inception”. La película de los múltiples niveles de sueños que impresionó a muchos y enojó a otros.
En la ciudad de México, Warner Bros. tuvo problemas con las dos distribuidoras de cine mexicanas y se rehusaron a exhibir la película. La tercera cadena, ahora inexistente, era la única que la tenía en cartelera. Las colas eran interminables y debías llegar horas antes para conseguir boletos. Cuando la película terminó, recuerdo que mi primera palabra fue: “wow”. No podía creer lo que había visto, la historia, los lugares y los efectos a esa escala no se comparaban con nada de lo que había visto antes.
Nolan describe “Inception” como una heist movie por que Cobb (Leonardo DiCaprio) reúne un equipo para originar una idea dentro de la mente de Robert Fisher (Cillian Murphy). Una vez que aceptas la premisa de que pueden entrar en el subconsciente de alguien, te rindes ante un espectáculo visual y sumamente entretenido. Ariadne (Ellen Page) crea los niveles de los sueños en los que se van a sumergir por que Cobb, quien era el arquitecto original, no puede continuar diseñando debido a que su subconsciente se lo impide.
La lucha de Cobb con su subconsciente, quien es su esposa Mal (Marion Cotillard), es una narración que se desenvuelve a lo largo de la película y resulta tan impactante como conmovedora. La complejidad de la historia es digna de un cuento de Alejo Carpentier. La historia de Cobb es el motor que impulsa la máquina de sueños y la enriquece enormemente.
Las escenas son tan impactantes que no puedes ni parpadear. Una de las escenas ahora icónicas es cuando Arthur (Joseph Gordon-Levitt) pelea en un pasillo donde la gravedad imita la caída de la camioneta que se encuentra en otro nivel de sueño o la escena donde un tren rompe el pavimento de la calle mientras avanza. El típico estilo de Nolan de tratar de recrear todo lo que le sea posible en lugar de hacerlo con efectos especiales llevó a su equipo de producción a crear sets que rotaran 360º o que se inclinaran ligeramente para captar la rareza de la gravedad en un sueño.
No se puede hablar de “Inception” sin la canción que permite despertar a los soñadores, “Non, Je Ne Regrette Rien” de Edith Piaf. Hanz Zimmer quien compuso el score para la película tomó una nota de la canción y de ahí produjo toda la música con la participación de Johnny Marr (The Smiths) en la guitarra. Las notas disonantes le dan profundidad a las escenas especialmente donde la música es la que marca el paso, como la última escena dónde todos los “kicks” se sincronizan.
Nolan hizo “Inception” por que para él “everything within a dream is created by your own mind as you experience it. For a filmmaker is an ideal world to be dealing with”. El final de la película es discutido enormemente pero lo más interesante es el trayecto así que dejemos el final abierto. “Inception” es sobre el poder de la mente para crear mundos y también el poder de destruirnos desde adentro.