“When one person suffers from a delusion it is called insanity. When many people suffer from a delusion it is called religion.”
Religión, una de los temas más complicados para discutir y, de acuerdo a nuestros padres, de las conversaciones prohibidas que se deben mantener fuera de la mesa junto con la política.
¿Pero por qué no hablar de religión? Un tema que tiene puntos interesantes acerca de nuestra existencia humana. Por ejemplo, tratar de explicar cómo funciona el mundo, la raison d’être de tantas guerras, ideologías inverosímiles que atentan en contra de la dignidad humana. El complejo de inferioridad de los humanos al creer que sólo un ser omnipotente es la razón de sus grandes éxitos o el complejo de superioridad al creer que son hechos a la “imagen y semejanza” de un ser supremo que reina todo el universo. Las razones de por qué existe la religión son inagotables. Lo único infalible es que la religión como cualquier creación del hombre terminará, tal vez no mañana ni en 10 años pero acabará o eventualmente se transformará.
¿Y dios? Los dioses romanos, griegos, o aztecas son ahora mitos. Ni siquiera el dios católico de la Edad Media existe ahora. Así que el dios de hoy, que ama a todos, que odia a un grupo étnico, o que no permite que las mujeres muestren más que sus ojos, inevitablemente también se convertirá en mito.
¿Por qué no podemos vivir sin un dios o una religión?
Ellos suelen ser el compás moral sobre lo que es bueno y malo. Esto puede funcionar para algunos pero la humanidad no ha llegado tan lejos siguiendo la moralidad religiosa, de hecho la hemos sobrevivido. Puede ser que brinde un nivel de confort a lo desconocido, como saber que sucede después de la muerte. Sin embargo, los seres humanos hemos transformado y adaptado la religión a nuestros tiempos. Algunas religiones se han hecho más inclusivas por que nuestra razón nos ha hecho conscientes que ninguna persona debe ser discriminada en base a su género u orientación sexual.
Obviamente no todas las religiones siguen ese camino pero sus feligreses si se dirigen a ese futuro. Y como cualquier empresa que no quiere perder a sus clientes deben renovarse o morir. La religión y dios son algo tan subjetivo que su relevancia es intrigante. Todos la adaptan a su estilo de vida. Por ejemplo, la religión católica. Ir a misa todos los domingos es un dogma, no hacerlo implica estar en pecado mortal. De acuerdo a esta religión un pecado mortal puede ser un condicionante de que tu alma se vaya al infierno cuando mueras. Pero algunos católicos no asisten y se justifican diciendo que no es necesario ir a misa si dios se encuentra en todas partes.
Otro ejemplo, son los criminales devotos que le rezan a tal santo o hacen “santos” a otros criminales, a pesar de que su estilo de vida no sólo va contra las creencias católicas sino contra la ley y la vida humana. ¿Cuál es el punto de rendir tu razón a algo inexistente?