Cuba espera recibir más de 4 millones de turistas en el 2017 según el Ministerio de Turismo de Cuba (Mintur). Dentro de La Habana vieja, en la calle Obispo, los turistas se detienen a escuchar al hombre que crea un ambiente musical con su guitarra, armónica y animales de madera que mueve con un pie. En las calles aledañas las casas son verdes, amarillas o azules con balcones donde la ropa se seca al sol y el viento mueve las sábanas en cámara lenta.
Dos mujeres están sentadas afuera de sus casas discutiendo sobre sus vecinos. Los jóvenes tratan de llamar la atención de las turistas con chiflidos. Las fachadas esconden ruinas entre sombras. El sol no toca las escaleras que sólo llegan al segundo piso de tres, se detienen frente a una ventana sin techo. Los turistas no se asoman, siguen caminando.
En la calle principal de Viñales sólo se pueden distinguir a los turistas. El pueblo se encuentra a 3 horas de La Habana y es conocido por sus campos de tabaco y producción de habanos. Dueños de hoteles y hostales se han visto rebasados en capacidad para alojar visitantes. La afluencia de turistas ha ocasionado desabastecimiento de comida, bebidas y hasta papel higiénico. El tour que te lleva a Viñales desde La Habana es ofrecido por agencias turísticas oficiales.
El guía es un joven, mulato, alto, de dentadura perfecta con una licenciatura en turismo y habla 5 idiomas. Juan cuenta la historia del tabaco en Cuba. Recalca que la marca favorita de Fidel era Coiba, la de mejor calidad. Mientras cuenta cómo Fidel conoce su tabaco favorito se corrige a sí mismo los verbos en presente por pasado. Juan espera que el dueño del viñal, a quién describe como alguien muy carismático, esté ahí para la explicación de cómo se hace un habano. Pero los turistas se tienen que conformar con el segundo al mando, a quien Juan le sugiere en susurros que hable más fuerte o explique a detalle el proceso mientras enrolla la hoja seca de tabaco para hacer un puro.
Pedro, el dueño, sale de la choza donde se secan las hojas del tabaco. Le pregunta sin rodeos al guía si los mexicanos vienen con él. Al confirmarlo el rostro del dueño se suaviza y los invita a tomar un tequila que en realidad era ron. El guía les cuenta que cuando trajo por primera vez a su esposa Pedro le hizo la misma pregunta pero con pistola en mano.
El recorrido seguía en la Cueva del Indio, dónde 4 grupos de 30 turistas esperaban entrar. Después de una hora de espera, Juan dijo que contestaría cualquier duda que tuvieran sobre Cuba. Algunos turistas estaban interesados en los servicios médicos de la isla, otros preguntaban por el embargo americano, pero el diálogo se acabó cuando una turista le preguntó que qué pensaba en realidad de Fidel Castro. Los que estaban cerca se miraron unos a otros. Juan esperó unos segundos antes de responder.
– Fidel está muerto. No hay Fidel desde el 2006.
Continuó hablando sobre el acierto de Raúl Castro de entablar nuevamente vías de comunicación con Estados Unidos. Miró hacia atrás y se fue a atender a los otros turistas.
De acuerdo al New York Times, el abastecimiento de comida a restaurantes privados para turistas le está quitando la comida a los cubanos. Juan Alejandro Triana, economista de la Universidad de La Habana, declaró para el mismo periódico que “El gobierno ha fallado constantemente en invertir en el sector agrícola. Ya no tenemos que alimentar a 11 millones de personas. Ahora son más de 14. Si en los siguientes 5 años no hacemos nada al respecto, la comida será un asunto de seguridad nacional”.
A la entrada del supermercado revisan que no metas una bolsa más grande que una cartera. Afuera hay un símbolo, como en los museos, que prohíbe tomar fotografías adentro. El refrigerador de carnes está vacío y los anaqueles tienen pocos espacios ocupados con productos. Aunque los electrodomésticos están apilados en las esquinas. Las cifras de la ONEI señalan a la gastronomía como la entidad turística de mayor ingreso con un 37.2%.
Dimitri se queja de los precios altos de la ropa y comida. Sin embargo, le ofrece al turista mexicano quedarse en Cuba como taxista. Le propone que se case con su sobrina quien es ingeniera. Como punto de venta añade que es igual a su esposa, a quien vio por unos instantes, pero joven; sin saber que el turista preferiría a un cubano.
El mar que golpea los suburbios de La Habana erosiona las rocas hasta afilarlas. Huesos y plumas se camuflan con las piedras. Un cubano le ofrece sus servicios de taxista a un turista. El turista declina la oferta, regresa a su país ese día. El cubano le pide CUCs que le hayan sobrado para comprar leche a su hijo mientras las aves carroñeras se da un festín junto al mar.
El autor visitó Cuba en diciembre de 2016 y escribió este reportaje en febrero de 2017.
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