Author: alejordanguitar

Dios, el amor y ella

«Yo sólo puedo quererte». Así te respondí aquella noche de febrero cuando en mi insolencia eras para mí un fantasma parisino. Te busqué, te besé, me equivoqué y traté de disipar esa espesa niebla. ¡Ay de mí! Pensaba que tenía otra opción. Fui un insensato. En mi ansia una bestia me rondaba por el día agazapada entre las sombras que proyectan los árboles y de noche a mi lado, sobre mi cama, le cantaba hasta que ambos dormíamos sin querer. Creí nunca dudar de tu naturaleza superior y cuando al final te tomé de la mano temí poseerte y luego perderte, como el mendigo que se aferra al incipiente recuerdo de un pasado podrido. Perdido en esa punzante angustia. Así, celada sed, para cuando llegaste ahogado de pena y desconsuelo estaba. Pero ¿será que te pierdo? Sólo deshabitado de mí en la blasfemia, con cada soberbio e imprudente trago. Voy andando al encuentro de mi ausencia en ti, mientras tú, divina, que no estás aquí pero sí allí donde se mira con el corazón… … …